RESUMEN
DEL MITO
Cronos,
repudiado por su padre Urano por su fealdad, fue desterrado a Tártaros junto a
sus otros hermanos, pero Gaya (su madre), aburrida de engendrar hijos que
luego eran rechazados y vueltos a sus entrañas, persuade a sus hijos para que
se rebelen contra su padre, y arma a Cronos, el más joven de los siete, con una
afilada hoz, símbolo de la luna y el poder de la diosa. Entonces, Cronos toma los genitales de su padre con la mano izquierda, los corta con la hoz y los
arroja al mar. La sangre que fluye de la herida va a parar a Gaya (la tierra)
quien da a luz a las Erinias y del mar nace Venus. Más adelante, sabiendo Cronos
que, tarde o temprano, debería enfrentar un destino similar al de su propio
padre, se come a sus hijos para protegerse de la amenaza que podían representar
para él, sin embargo, al final Zeus, el hijo oculto, se rebela contra él, lo
mata y termina asumiendo el poder como el Rey de los Dioses.
SIMBOLISMO DEL MITO
El patrón vital
de Capricornio está asociado a la dualidad padre-hijo. La vieja realidad que
debe morir y las nuevas bases que deben nacer, lo que provoca necesariamente
una lucha. La naturaleza terrestre de Capricornio, lo conecta con el mundo de
la Madre Tierra y representa su fertilidad, por lo que este signo es un
concepto masculino pero asociado al principio generador de vida propio de la
Madre. También representa la dualidad puer y senex (adolescente y anciano), que
es uno de sus patrones arquetípicos. Esta dinámica es interna, tanto si el
senex es el padre personal o un conjunto de reglas morales, propias de su
interior y que vive a través de las autoridades del mundo exterior, que debe enfrentar
para realizar el paso de puer a senex. Su pauta arquetípica se da entre un
padre que se manifiesta en actitudes rígidas y el joven que se rebela contra
las restricciones impuestas, experimentándolas como limitación a su
creatividad. Más adelante en la vida, este patrón se manifiesta en experiencias
comunes como pesadas responsabilidades, y la primera parte de la vida de
Capricornio suele estar marcada por obligaciones que parecen interminables,
incluso teniendo otras alternativas, se encamina libremente en la dirección que
lo enfrenta con ese tipo de experiencias. La reconciliación con el padre
personal es un tema significativo para este signo, debido a que inicialmente
suele decepcionarse del padre, porque la ira del Padre-Terrible, su aspecto
destructor, sus celos, su paranoia y su codicia provocan el sentimiento de
culpa esencial en el psiquismo de Capricornio. En otras palabras, la polaridad
padre-hijo está en el interior del propio individuo, en donde sus rígidas y estructuradas
reglas de vida entran en colisión con sus propios deseos más licenciosos y
carnales. Al enfrentar al padre, el hijo termina encontrando que ese padre está
dentro de sí mismo y el padre, al encarar la rebelión del hijo termina
descubriendo su propio espíritu juvenil que pensaba había perdido tiempo atrás.
En el caso de una mujer, esta dinámica es igualmente válida, porque alude a su
autosuficiencia y a su eficacia en el mundo terrenal. En un nivel profundo, el
padre de Capricornio representa al sacerdote iniciador a través del cual el
joven accede al mundo, y el rito de iniciación pasa por dejar de ver al padre
como un perseguidor, por su insistencia en las “reglas” y condiciones del
mundo, para comenzar a verlo como un padre comprensivo y benéfico. La juventud
no quiere aceptar condiciones, la necesaria preparación ni la demora, así es la
juventud, así es la dinámica del puer, en donde todo debe suceder instantánea y
espontáneamente. A lo largo de su vida, Capricornio repite este patrón en
varios niveles. Frecuentemente, la manifestación más visible de este paso se da
en el campo laboral, en la entrega a una vocación donde la aceptación de la
responsabilidad terrenal y la limitación forman parte del proceso que lleva al
muchacho a convertirse en hombre, del espíritu desarraigado a contribuidor
activo en la realidad, lo que también supone una sensación de pertenencia a la
comunidad. La experiencia se convierte en una liberación, ya que supone una
reconciliación con la figura del padre interno, sin esa reconciliación el
espíritu permanece “suspendido” en algún lugar incapaz de afrontar el desafío,
el conflicto y el fracaso, porque la confianza de Capricornio nace de sentirse
seguro frente a su propio pesimismo y a la experiencia de ser capaz de superar fracasos
u obstáculos desafiantes. Capricornio, asociado al período del año cuando el
sol es más débil y la tierra está más oscura y yerma, simboliza la aridez y
muerte que también se mantienen en el interior del espíritu y se relaciona con
el sacrificio anual de sembrar la tierra para renovar la cosecha. El tema de
una realidad estéril con una larga espera por la renovación, sumido en la
depresión y la desesperación, es una dinámica frecuente en los patrones vitales
de Capricornio, así como el logro del éxito mundano después de una ardua lucha.
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