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LOS SIGNOS ASTROLOGICOS Y LA MITOLOGÍA GRIEGA.



“Los griegos concibieron a los dioses a imagen y semejanza de los hombres. Les atribuyeron, en efecto, sublimándolos, todos los sentimientos humanos y sus pasiones; en otras palabras, los humanizaron. Gigantes, dioses, héroes y mitos fascinadores forjados por la imaginación maravillosa de quienes en el mundo antiguo, al tiempo que vagaban por mares y tierras, poblaban el cielo con seres maravillosos.  
(Recordaba Socorro G en su cursillo semanal de astrología publicado en El Espectador hace pocos días.)
Seres humanizados hasta el punto que en la astrología podemos traducir aventuras y amoríos, celos e iras. Caracteres que en el lenguaje familiar podemos utilizar cuando hablamos de nosotros mismos. Se cumplió una hazaña cultural que se dio a esa necesidad de los mitos que experimentan los hombres en todas las épocas, ya como fuente de inspiración artística, ya como base de investigaciones o como materia de estudio, tanto en la astrología como en la psicología profunda”.

En la parte superior del blog está la relación entre los signos astrológicos y los doce trabajos de Hércules.  Del libro “Los mitos astrológicos que vivimos” de Teresa Andreu. 
Entras a cada signo por las orejas en la parte superior del blog.

A continuación, en la parte central, presento una síntesis realizada por la astróloga chilena Karin Ostertag Jenkins de la perspectiva psicológica que Liz Greene nos expone sobre los signos del zodiaco en su libro Astrología y Destino publicado en 1990.   Cada signo astrológico relacionado al mito principal que lo caracteriza.
A la derecha del blog, por la lista de etiquetas, ingresas a cada signo.


ARIES


RESUMEN DEL MITO

Jasón es el legítimo heredero de Yolco, pero un malvado tío usurpa el poder y hace que su vida corra peligro, de modo que secretamente fue enviado al prudente Quirón, junto a quien crece aprendiendo las artes de la guerra. Cuando alcanza la adultez, Jasón regresa a Yolco dispuesto a reclamar su herencia. En el camino, mientras ayuda a una anciana a cruzar un río (que era Hera disfrazada), pierde una sandalia. Por su parte, el malvado tío, es advertido por un oráculo que desconfiara del hombre que portara una sola sandalia. Cuando ambos se encuentran, Pelías lo reconoce como legítimo heredero, pero finge, y lo envía a recuperar el Vellocino de Oro con la excusa de dar descanso al espíritu de su ancestro Frixo, con la oculta esperanza de que muriera en el intento. Así, Jasón reúne a la famosa tripulación de los argonautas y realiza su viaje atravesando muchos peligros, pero siempre es ayudado por los dioses Atenea, Poseidón y Hera. Cuando llega a Cólquida, con la ayuda de Medea, sacerdotisa, maga e hija del rey Eetes, mata al dragón, coge el Vellocino y regresa a Yoclo deshaciéndose de su tío y tomando el poder. Una vez en Yoclo, Jasón se cansa de Medea y termina la relación comenzando a cortejar a la hija del rey de Corintio. Medea responde asesinando a la nueva novia de Jasón y al hijo de ambos y huye dejándole una maldición. A partir de ese momento Jasón declina progresivamente, muriendo por un golpe en la cabeza envejecido e impotente.

SIMBOLISMO DEL MITO


La búsqueda de Jasón refleja el patrón de Aries: la muerte del Viejo Padre y la búsqueda de la identidad espiritual individual.  Este mito lo asocia con la típica búsqueda del héroe, donde la herencia al trono usurpado y una infancia llena de peligros, son pautas arquetípicas propias del proceso de convertirse en el individuo que es.  El impulso a involucrarse en situaciones de riesgo para probar su valor es propio de Aries, y el Vellocino representa los valores espirituales individuales e internos que debe alcanzar o desarrollar.  Muchos Aries suelen sufrir alejamientos y soportar problemas a consecuencia de un padre personal que se muestra demasiado crítico, dominante o represivo con respecto a su “herencia natural” o los bloquean al punto de impedirles su expresión creativa independiente.  Más tarde en la vida, este Padre Terrible puede aparecer en forma de superiores, entidades o como un rival por un amante u objetivo deseado. Para las mujeres de Aries, esta dinámica es igualmente válida, pero en su caso, para vivirla, muchas veces inconscientemente eligen al marido por su parecido con el Padre Terrible, quien asume el rol de impedir la expresión de su vida independiente. En términos generales, es habitual el enfrentamiento con reyes (autoridades) destructivas, lo que simboliza su batalla arquetípica con el Padre Terrible. El padre acostumbra presentarse en la forma de una energía de fuego cuya cólera y envidia desafía al joven en crecimiento (al héroe). Estas figuras de autoridad y los padres representan a la ley y el orden, y son transmisores de los más altos valores de la civilización que llevan al desarrollo de la “consciencia”. Aries, como primer signo del zodiaco y del nuevo ciclo que encabeza, es el quebrantador de la antigua ley, es enemigo natural del viejo sistema de reglas y consciencia existente, llevándolo necesariamente a entrar en conflicto con los padres o cualquier autoridad en su vida. El “rey malo” o la figura paterna personal, que simboliza al viejo sistema de gobernar, presiona al héroe (a Aries) para que enfrente al monstruo, es decir, a sus propias pasiones instintivas y destructivas internas, con la esperanza de destruirlo, es decir, con la expectativa de que no se fortalezca ni derribe su autoridad. Sin embargo, el mito explica que con la ayuda de figuras femeninas divinas, consigue vencer al monstruo. Estas figuras femeninas representan el ánima o el inconsciente del mismo individuo disfrazado de novia o ayudante, porque, en su camino de toma de consciencia, el ego individual necesita la colaboración de su propio inconsciente para desarrollarse y llegar a ser quien es. Finalmente, el interés del héroe por cortejar a la hija de otro rey (el de Corintio) representa la tendencia de Aries a no valorar lo que ya tiene y a querer más y más, ese es su error innato, es su pecado en el mito, y si no toma consciencia de esa dinámica, dicha insatisfacción amenaza con hacer fracasar su crecimiento individual y malograr todo el trabajo realizado.