RESUMEN
DEL MITO
El Titán
Prometeo, es clarividente, por lo que conocía el resultado final de la rebelión
de Zeus contra su padre, Cronos, y aun siendo un Titán, sabiamente se
alinea con Zeus. Asistió al nacimiento Atenea, quien le enseñó arquitectura,
astronomía, matemáticas, navegación, medicina, metalurgia y otras artes prácticas
que, más tarde, él enseñó a los mortales. Una de sus versiones dice que fue
Prometeo quien, con el consentimiento de Atenea, crea al ser humano con arcilla
y agua a quien Atenea insufló vida. Prometeo y Zeus están en continua pugna con
respecto a la humanidad. Prometeo manifestaba, de muchos modos, su descontento
con la tiranía de Zeus. En una ocasión Prometeo debe arbitrar en el reparto de
las porciones de un buey ofrecido en sacrificio entre la parte correspondiente
al ser humano y la de los dioses. Pero para beneficiar a los mortales, prepara
un engaño en el cual Zeus cae. Furioso por la artimaña, Zeus lo castiga negando
al ser humano el fuego para cocinar la carne. Entonces Prometeo roba el fuego
celestial, escapa y entrega la llama al ser humano. La venganza de Zeus fue
encadenarlo a una empinada roca del monte Cáucaso condenándolo a que cada día
un buitre voraz desgarrara su hígado el que se recomponía durante la noche,
pero además envía a Pandora, junto a la caja que no debía abrir, a Epimeteo,
hermano de Prometeo. Sin embargo, y a pesar que Zeus deseaba que este suplicio
fuera eterno, Hércules intercede por él y consigue su liberación,
intercambiándolo por el alma del Centauro Quirón.
SIMBOLISMO DEL MITO
El
patrón arquetípico de Acuario, tiende a sentir un profundo rechazo hacia lo
tosco y lo vulgar de la naturaleza humana, y una notable incomodidad por las
emociones y el aspecto biológico inherente al cuerpo, lo que, junto a su fuerte
instinto civilizador, se convierte en el motor que justifica sus incesantes
esfuerzos por reformar a la humanidad. Sin embargo, su búsqueda celestial de
perfeccionismo, a la larga, puede terminar arruinado por los mismos instintos
que tiende a reprimir. El robo del fuego celestial que Prometeo regala a los
mortales, simboliza al espíritu que se encuentra a disgusto con la vida
instintiva y que ansía crecer y evolucionar. Es decir, Prometeo representa el
impulso cultural, y es un arquetipo del instinto que impulsa al hombre a ir más
allá de su origen animal para aproximarse a lo divino. Acuario, asociado al
poderoso impulso que lleva a la humanidad hacia el desarrollo de la
civilización y la consciencia del ser humano, también presenta una paradoja, ya
que en la tendencia acuariana a buscar el bienestar y desarrollo humano, por
una parte, podemos reconocer el aspecto benefactor de Prometeo, pero esto no
parece tan sencillo, ya que hay una profunda contradicción en este patrón,
porque este impulso hacia la consciencia parece entrar en conflicto con el
impulso hacia la inconsciencia que no quiere asumir responsabilidades ni sentir
el peso de la culpa, y esta perpetua tensión inevitablemente crea sufrimiento.
Prometeo (Acuario) es el héroe que ofrece a la humanidad el fuego creativo,
pero en ese mismo acto comete un pecado, que psicológicamente puede ser
entendido como el sentimiento de culpa que surge al realizar algún esfuerzo en
pro de la realización individual y la independencia. La ambivalencia de estos
símbolos en el mito se da cuando Zeus castiga a Prometeo precisamente en
el aspecto que lo representa a él mismo, es decir, en su fe y en su creencia en
sí mismo. Pero no lo mata, e incluso al final lo libera, porque Prometeo
(Acuario) tenía algo que Zeus, la sabiduría, necesita: conocer el futuro. Con
frecuencia, junto al genuino altruismo de Acuario, descansa una profunda duda o
auto castigo inconsciente, que cobra fuerza a medida que logra expresar su
espíritu civilizador y de contribución a la evolución individual y colectiva,
así Acuario suele sentir temor de actuar de manera egoísta y se llena de dudas
ante lo que él siente como sus deberes. El mito sugiere un motivo profundo para
su aprensión por la autorrealización y la sensación de pecado que, a veces, lo
acompaña, ya que a través de la toma de consciencia y el conocimiento que ayuda
a adquirir, metafóricamente, Acuario “roba el fuego de los dioses”, y saca de
su contexto natural algo propio del inconsciente colectivo llevándolo al plano
de la consciencia. Quien adquiere conocimiento, sufre una transformación y la
ampliación de su consciencia que lo hace distinto a sus semejantes, un patrón
propio de este signo, y se eleva sobre el nivel propio de su época, lo que a su
vez, lo aparta de la humanidad, y el dolor de su soledad es “la venganza de los
dioses”, ya que después no puede volver a la humanidad y permanece, como
describe el mito, encadenado a los solitarios riscos del Cáucaso. Todos los
campos del quehacer acuariano tradicional, ciencia, invención, bienestar
social, psicología e incluso astrología están marcados con esa soledad que es
el precio que debe pagar por poseer el fuego del conocimiento. De hecho, este
tipo de soledad es el motor secreto que impulsa a Acuario a ayudar a otros, ya
que de algún modo también alivia su propio aislamiento.
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