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CÁNCER


RESUMEN DEL MITO

Aquiles es hijo de Tetis, diosa del mar, y su padre es un mortal llamado Peleo. Tetis protege a su hijo de la guerra de Troya disfrazándolo de mujer. Tetis tiene siete hijos con Peleo, pero su naturaleza matriarcal no le permitía soportar la idea de que eran hijos mortales condenados a morir, de modo que quema la carne mortal de seis de ellos para que ascendieran al Olimpo y ocuparan un lugar entre los dioses. Peleo, ultrajado por la destrucción de sus hijos, consigue rescatar a Aquiles, antes de que sufriera la misma suerte que sus hermanos, sujetándole de los talones (los que permanecieron mortales). Otras versiones del mito sugieren que fue la misma Tetis quien sumerge a su hijo en el Estige para hacerle inmortal, olvidando hacer lo mismo con los talones por los que lo estaba sujetando. De este modo, las Parcas estaban indecisas sobre su destino final y no sabían si darle más opciones que al resto de la gente, porque a Aquiles le habían profetizado que, o bien moriría joven y alcanzaría la gloria, o bien viviría mucho tiempo una vida oscura. El mismo Aquiles optó por la primera alternativa.

SIMBOLISMO DEL MITO


En este mito, el odio de Hera hacia Hércules representa la cólera de la madre contra el joven importuno que amenaza su posición. En Cáncer existe este aspecto oscuro trabajando en el plano emocional. Las vidas de los Cáncer suelen estar marcadas por las consecuencias profundas de la batalla que llevan a cabo para liberarse a sí mismos del poder de la Madre. El símbolo del Cangrejo representa al Cáncer tradicional para quien la maternidad lo significa todo y el padre sólo aporta la semilla. Los elementos más regresivos de este signo sugieren una oposición a las necesidades de consciencia y libertad de elección del ego de la misma manera que (Tetis) la Terrible Madre arquetípica prefiere luchar e incluso destruir al hijo antes que permitirle escapar de su dominio manteniendo el control de la naciente individualidad. La lucha arquetípica de Cáncer por liberarse del poder de la Madre pone en peligro la propia vida y quizá suponga su muerte en algunos niveles para alcanzar la libertad en otros. Ante las alternativas que las Parcas tenían para Aquiles, él opta por una vida “corta pero con gloria” lo que representa la trascendental importancia del proceso de liberarse de la Madre, o de morir en el intento, si es necesario, para lograr desarrollarse como individuo y expresar todo el potencial que tiene para realizar. La manera que tiene Cáncer, y el dominio de la Madre, de enfrentar cualquier conflicto de este tipo, suele ser socavando la estabilidad y seguridad del oponente. Su pauta de conducta opera de tal forma que, mientras parece estar dando afecto y soporte, mina secretamente la seguridad del otro. Este es el lado oscuro del signo, independientemente de su sexo. Como arquetipo, Cáncer representa la unión de los opuestos de lo masculino y femenino, es decir, el Mundo de los Padres en eterna unidad. Simboliza al elemento creativo primordial que se fecunda continuamente, y este impulso lo proyecta de manera natural sobre la madre personal tanto si la influencia de la madre es poderosa como si no lo es. El clásico “complejo materno” de Cáncer representa el primer paso en su búsqueda gradual de una fuente interna que le permita “cuidar” de él mismo eliminando su miedo y su sensación de aislamiento. La mujer Cáncer busca a esta Madre-Padre en sus relaciones o bien intenta convertirse en ella, a través de la maternidad. Aunque dolorosa, la experiencia de sentirse contrariados en su infancia, para muchos Cáncer adquiere un significado más profundo y beneficioso, al darle la oportunidad de convertirse ellos mismos en el recipiente interno de este patrón arquetípico que le permitirá contactar con su propia dualidad Madre-Padre. También refleja el inmenso potencial creativo de este signo, porque se mueve en el dominio de las imágenes informes del inconsciente que el artista crea o hace nacer. De hecho, su tendencia a “dar a luz” hace referencia a las imágenes del reino fluido del inconsciente y de las emociones arcaicas, creando a través de un hijo corpóreo o en forma de creación artística como respuesta a su impulso instintivo “dador de vida”. La dinámica del mito de Tetis y Aquiles se expresa en la típica proyección de una madre sobre un hijo querido favorito de quien se espera que alcance las “alturas olímpicas”, aunque la individualidad del hijo se destruya en el proceso. Esta tendencia también puede observarse en sus impulsos creativos, cuando no permite que salga de él nada que no sea considerado divino.


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